Floricultores de Atlixco prevén derrama de 80 mdp en temporada de Día de Muertos

Los productores de flor en el Valle de Atlixco se preparan para una exitosa temporada de Día de Muertos en 2024, esperando generar más de 80 millones de pesos gracias a la venta de flores tradicionales, como cempasúchil y terciopelo.

En una conferencia encabezada por los diputados Modesta Delgado y Pavel Gaspar, los floricultores informaron que están listos para la comercialización de estas especies representativas de los altares de muertos, así como otras flores como gladiolas, nube, crisantemos y alhelí.

Contribución económica y generación de empleos

El cultivo de flores no solo es una tradición que forma parte esencial de la conmemoración del Día de Muertos, sino también un importante motor económico para la región. Atlixco, el mayor productor de flores en Puebla, cuenta con más de 500 hectáreas dedicadas a este cultivo, con 300 hectáreas para cempasúchil y 200 para terciopelo.

Esta actividad genera más de 10,000 empleos locales y beneficia a las familias productoras de Atlixco y otros 13 municipios.

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Los floricultores destacan que la demanda de flores durante esta temporada es alta, lo que asegura una significativa derrama económica para las comunidades involucradas, muchas de las cuales también dependen de la venta de legumbres y hortalizas.

Desafíos climáticos en la producción de flor

A pesar del optimismo, los productores han señalado que las lluvias recientes han afectado algunas hectáreas de flores. Si bien el agua ha favorecido la siembra, el exceso de lluvias y los vientos han provocado la caída y ruptura de los tallos, lo que ha generado daños menores en varias parcelas.

La venta de flores está programada para iniciar el 25 de octubre, por lo que los floricultores esperan que las condiciones meteorológicas mejoren en los próximos días, evitando así mayores pérdidas.

A lo largo de los años, los productores de Atlixco han enfrentado varios retos, pero el cultivo de flores sigue siendo una actividad crucial para el desarrollo económico local, permitiendo a los floricultores y a las comunidades involucradas mantener vivas las tradiciones mientras contribuyen al bienestar económico regional.