La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha puesto sobre la mesa una ambiciosa propuesta para limpiar los ríos más contaminados del país, entre ellos la subcuenca del Alto Atoyac, que atraviesa Puebla y Tlaxcala.
Esta región ha soportado altos niveles de contaminación por años, y aunque varias administraciones han prometido soluciones, los resultados han sido escasos. La iniciativa de Sheinbaum, sin embargo, promete un enfoque integral que incluye la participación coordinada de diferentes actores y sectores.
Un enfoque integral para una crisis histórica
Valentina Campos Cabral, directora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente de la Universidad Iberoamericana Puebla, subraya la importancia de esta propuesta presidencial, que aborda no solo el saneamiento de la subcuenca, sino también problemáticas relacionadas como la contaminación atmosférica y el desorden territorial. Para Campos, la clave del éxito radica en políticas ambientales transversales y en el establecimiento de un sistema más organizado de concesiones hídricas.
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Por su parte, Verónica Mastretta Guzmán, ambientalista y fundadora de la organización Puebla Verde, destaca que el éxito del proyecto dependerá de la colaboración efectiva entre los gobiernos locales. A su juicio, la participación del gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta Mier, será decisiva para garantizar que esta vez se concrete un plan sostenible.
Gobernanza local: la pieza que falta
Mastretta también señala que, históricamente, la falta de compromiso por parte de las autoridades locales ha sido el mayor obstáculo para resolver esta problemática. Sin embargo, el hecho de que tanto Sheinbaum como Armenta pertenezcan al mismo partido podría facilitar el trabajo conjunto. De lograrse esta sinergia, la descontaminación del Alto Atoyac podría convertirse en una realidad, tras décadas de promesas incumplidas.