El Club Puebla sufrió una dolorosa goleada de 5-0 ante Toluca en el Estadio Nemesio Diez, pero este resultado no es más que el reflejo de problemas mucho más profundos dentro del equipo. La desconexión en el campo, las decisiones erráticas y la falta de un liderazgo sólido han hundido a La Franja en una espiral descendente durante el Apertura 2024.
Aunque el penal provocado por Diego de Buen no influyó directamente en el marcador, ya que fue atajado por el portero Miguel “Wacho” Jiménez, lo cierto es que esa jugada evidencia la falta de cohesión y disciplina dentro del equipo.
Los jugadores parecen actuar sin una dirección clara, lo que se traduce en errores constantes y un desempeño errático en la cancha. Lejos de estar unidos en torno a un objetivo común, cada jugador parece seguir su propio camino, lo que deja al equipo a la deriva.
Problemas internos que trascienden al campo
Los problemas en el Club Puebla no se limitan a lo futbolístico. Casos como el supuesto acoso de un miembro del cuerpo técnico a una jugadora del equipo femenil, y las acusaciones de abuso sexual en las categorías inferiores, son ejemplos de la falta de control y organización en la institución.
Esta falta de liderazgo se refleja en el campo, donde los futbolistas, en lugar de mostrar compromiso, parecen desmotivados y desconcentrados.
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La ausencia de un liderazgo fuerte como el que alguna vez ofrecieron entrenadores como José Luis Sánchez Solá o Nicolás Larcamón ha dejado al equipo sin rumbo. La Franja, que en otras épocas había sido capaz de competir con dignidad, hoy se encuentra hundida en la parte baja de la tabla y con el fantasma de las multas por la tabla de cocientes acechando.
Desconexión con la afición
Mientras tanto, el dueño del equipo, Ricardo Salinas Pliego, o quien maneja sus redes sociales, parece más enfocado en responder críticas en lugar de solucionar los problemas del club. Esta actitud ha generado una mayor desconexión con la afición, que ve cómo el equipo que representa su identidad y orgullo se desmorona.
En resumen, la crisis del Puebla FC va más allá de los resultados en el campo. Es el reflejo de una institución que ha perdido su rumbo y, sin un cambio profundo, seguirá en picada.