El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, sorprendió al país al autoproclamarse ganador de las elecciones presidenciales antes de que se publicara cualquier resultado oficial. En un mensaje en la red social X, Bukele afirmó haber obtenido una abrumadora victoria que, según sus propios datos, le aseguraba más del 85% de los votos y una mayoría de 58 de 60 diputados en la Asamblea Legislativa. Esta declaración se realizó pese a los cuestionamientos sobre la prohibición constitucional a la reelección inmediata.
Aunque los resultados oficiales preliminares comenzaron a ser publicados casi dos horas después, favoreciendo ampliamente al partido del presidente, Nuevas Ideas, con un 31.49% del escrutinio y cerca de 1.3 millones de votos, Bukele se adelantó a la proclamación oficial. La oposición, liderada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se ubicaba muy por detrás, con solo 110,244 votos.
Las felicitaciones de varios países, incluyendo México, China, Guatemala, Panamá y Paraguay, llegaron antes incluso de que se conocieran los resultados oficiales. Bukele, quien renovará su mandato hasta 2029, revalida así su estrategia de seguridad, a pesar de las críticas.
Desde el Palacio Nacional, Bukele proclamó que El Salvador había marcado un hito histórico en la democracia mundial, asegurando que su partido, Nuevas Ideas, sería el primero en lograr una mayoría tan abrumadora en un sistema democrático. Esta declaración desató la euforia entre sus seguidores, quienes se congregaron en la capital con banderas y pancartas en apoyo al presidente.
En medio de la celebración, algunos ciudadanos expresaron su respaldo ferviente a Bukele. Delya Rodríguez, una granjera de pollos de 31 años, se mostró entusiasmada y declaró ser fanática del presidente, afirmando que es la primera vez que apoya a un partido político, ya que considera que los partidos tradicionales no han hecho nada por personas como ella.
A pesar de la controversia y los cuestionamientos sobre la validez de la autoproclamación de Bukele, su victoria parece ser contundente y marca un nuevo capítulo en la política salvadoreña, con un presidente que se afianza en el poder con un amplio respaldo popular y una mayoría legislativa sin precedentes.