Puebla
Cerca de 1.5 millones de personas en Puebla sufren por la falta de alimentación adecuada
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló en su más reciente informe que aproximadamente el 22% de las familias en Puebla, lo que equivale a 1.5 millones de personas, no pueden acceder a una dieta nutritiva y equilibrada.
Este problema coloca a Puebla como el séptimo estado con mayor porcentaje de población afectada, con un foco crítico en las zonas sur y centro-norte de la entidad.
Dificultad para incluir alimentos frescos en la dieta diaria
El informe también subraya que un 18.6% de los hogares poblanos no consume verduras ni frutas de forma regular. Estos alimentos son esenciales para una alimentación saludable, y las recomendaciones sugieren que deberían ingerirse de dos a cuatro veces al día. Sin embargo, para muchas familias poblanas, esta frecuencia está fuera de su alcance.
Condiciones precarias limitan el acceso a una alimentación adecuada
El estudio, titulado Evaluación Integral de la Política Social Vinculada al Derecho a la Alimentación, detalla que la falta de condiciones materiales en los hogares obstaculiza el acceso a una nutrición adecuada.
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Un 20% de las familias en Puebla no dispone de electricidad, lo que impide el uso de refrigeradores para almacenar alimentos. De manera similar, el 19% de los hogares no cuenta con estufas de gas o eléctricas, lo que dificulta la preparación higiénica de los alimentos.
Consecuencias graves para la salud infantil
Esta carencia de recursos básicos tiene un impacto directo en la salud, especialmente en los más pequeños. La tasa de mortalidad infantil por enfermedades diarreicas en niños menores de cinco años en Puebla es del 5.4%, un dato alarmante que refleja las consecuencias de la falta de infraestructura y condiciones sanitarias para la adecuada conservación de alimentos.
El informe de Coneval destaca una situación crítica en Puebla, donde la combinación de pobreza y carencias materiales impide a una parte significativa de la población acceder a una dieta nutritiva. Esta realidad no solo limita la calidad de vida de miles de familias, sino que también tiene efectos profundos en la salud infantil y la equidad social en la región.