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Jactancia norcoreana ocultaría desastre viral en ciernes

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En estos tiempos de infección y miedo, una foto propagandística reciente resume la imagen que Corea del Norte quiere proyectar tanto al mundo como a su propio pueblo: soldados con mascarillas quirúrgicas negras rodean al líder Kim Jong Un, vestido con sacón de cuero y sin máscara al supervisar un ejercicio militar.
A medida que un virus aterrador estrecha el cerco en sus fronteras, Corea del Norte se presenta como una fortaleza que refuerza sus murallas con un operativo monumental de desinfección y control a cargo de miles de funcionarios de salud.
Sin embargo, esa imagen de fortaleza inexpugnable frente al mundo podría ocultar un desastre en ciernes.
Corea del Norte, que posee una infraestructura médica considerada en el mejor de los casos horrenda por los expertos, comparte una porosa frontera de 1.450 kilómetros con China, donde se originó la enfermedad que se ha propagado rápidamente por el mundo. El gobierno del Norte considera que los informes sobre enfermedades infecciosas en realidad, sobre cualquier asunto que pueda perjudicar a la elite gobernante son secreto de estado.
Se teme que el país, que se jacta de estar libre de infección, esté muy mal preparado para un virus que pone a prueba a los países más desarrollados del mundo, y que incluso ya se haya producido una explosión del contagio dentro de sus fronteras.
“Desgraciadamente, la comunidad internacional no tiene la menor idea de si el coronavirus se está propagando dentro de Corea del Norte”, dice un informe reciente de Jessica Lee, experta en Asia oriental en el instituto de investigaciones Quincy en Washington. “El hecho de no saber nada sobre el nivel de contagio o muertes dentro de Corea del Norte es extremadamente problemático y, de no cambiar, podría tener consecuencias graves para la salud pública”.
En tanto, la prensa norcoreana abunda en ejemplos de ultravigilancia, a la vez que transmite una sensación de apremio.
Al calificar su campaña contra el virus un asunto de “existencia nacional”, el Norte ha prohibido la entrada a turistas extranjeros, demorado el año escolar, puesto en cuarentena a cientos de extranjeros y miles de ciudadanos que han viajado al exterior, cerrado casi todo el tráfico transfronterizo con China, intensificado los exámenes en los puntos de ingreso y movilizado a decenas de miles de trabajadores de la salud para vigilar a la gente y aislar a los que presentan síntomas.

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